miércoles, 30 de diciembre de 2015

Verte reír.

No hace falta ser cocaína para ser un buen polvo.

Tú, que hablas de amores frustrados, te has convertido en el primero de mi lista que ya no recibirán los "queridos reyes magos".

Estoy parada a ver que viene y cuando se abre la puerta nunca eres tú.

Odio los rizos porque no son tuyos.

Tú, que me has enseñado que las bebidas con gas preceden a los cuernos, y jamás me hiciste uno.

Me arden los dedos de no acariciarte, mejor que te alejes porque estas ganas sólo pueden matarnos y si no es contigo prefiero morir sola.

Ojalá te olvides de mí, de ti y de lo que hemos sido.
Ojalá y así podamos volver a empezar el destrozo pero más suave.
Unas ruinas patrimonio de la humanidad.

Un para siempre en mi costado.

Un imán para tus dedos en mi pezón.

Tú como ancla de mis miedos, como lanzadera de una nueva vida.

No quiero ser lastre, si no es como pareja al futbolín.
Quiero ser refugio.
El tuyo.

Todo lo que dejamos de hacer.

A veces me vuelve un olor a ti que me paraliza por dentro.
A veces me escupe tus palabras el espejo que jamás nos reflejó.
A veces cuento con otros dedos tus lunares en su espalda.
A veces muerdo unos labios que custodian sonrisas que no son tuyas.
A veces utilizo tu recuerdo para sentir que me estoy muriendo, como única forma de sentirme viva.

A veces, también, escucho tus gemidos en otras bocas, en otras camas.
A veces se esfuerzan en robarte besos que tenia preparados para ti.
A veces salgo de la cama y te veo en tu nevera escribiendo en un postit "me quiero" y pienso, "yo también, hija de puta".

A veces escucho tus pisadas en el pasillo poniendo la banda sonora de ella.

A veces consigo dormir y que me abracen unos brazos que no me recuerdan a los tuyos, que me aprietan fuerte para que no me escape a buscarte cuando salga el sol.

A veces pienso si ella te lleva tan alto como yo, y no quiero.
A veces, sólo a veces, deseo que te haga sentir vértigo al sobrepasarme en altura.

A veces siento que podrías seguir siendo tu quien decorase mis gestos. Pero ahora la quiero a ella, aunque no siempre me recuerde a ti.
La quiero a ella, porque no siempre me recuerda a ti.

-Y yo-

Cabezona.
Eres la persona más (mal) cabezona que conozco.

Conformista.

No te conformes con ‘lo que hay’ hasta que no haya lo que quieras.
(Aunque no sea yo).
Aunque, según tú, así tenga que ser.


Nunca.


Te quiero. No podían faltar esas dos palabras, ya sabes que las repito de más porque las escuchas de menos.


Hoy me he despertado después de soñar contigo, como de costumbre últimamente, y he decidido escribirte algo que no sé si quiera si leerás. (ya sabes, quizá demasiado largo)


Vengo a recordarte lo que soy, por lo que eres.
Vengo a asegurarme de que aún eres lo que sé, para saber lo que soy.


No finjas.
Duele. Duele como me has dolido a mí.
Ni se te ocurra pasar de puntillas por la vida de cualquiera que se atreva a mirarte un poco más allá del lunar de tu barbilla.

Quiere.
Quiere mucho que es la mejor sensación que puedes regalar para este mundo de mierda.


Haz de menos al frio y sé tú quien erice la piel después de un susurro en el cuello del siguiente que se te acerque a menos de dos centímetros de tu boca.
Cuando el calor se haga dueño de la situación, aunque sea pleno diciembre.



Olvídate del miedo.
Olvídate, joder, y enséñale tus hoyuelos para que ni se atreva a mirarte.
Qué guapa.
Qué bien te quedan, capulla.
Y mírale a los ojos con los tuyos (saltones? Jajaj y preciosos, esto último lo afirmo) y escúpele que él y tú, ya nunca iréis de la mano, que joder, tú también te mereces conocer eso que los que no te conocen llaman felicidad cuando consiguen llegar al autobús y cogerlo sin esperar.


Ellos sí que se conforman si a eso le llaman felicidad.
Si, sin conocerte, se atreven a pronunciar esa palabra.

Empieza de cero.
Empieza a vivir.
Y coño, SÉ FELIZ, de una puta vez.


martes, 20 de octubre de 2015

Un poco más.

A la mierda la perfección,
yo me quedo con ella.

Con su lunar de la barbilla,
Con sus ojos infinitos,
Con sus "no puedo" que siempre son,
Con sus labios algodón capaces de curar cualquier herida sangrando.

Me quedo con sus orejas desiertas,
sus gestos-vinagre que le hacen arquear las cejas,
El recorrido de su dedo índice por mi cara,
Sus caricias entre mi pelo que despeinan corazones.

Está preciosa.

No debería decir esto.
O al menos, quizá no ahora.

Pero esque está preciosa.

Está preciosa preocupada,
ausente,
cuando ni si quiera está.

Está preciosa sonriéndome en las fotos,
en recuerdos nítidos, imborrables.

Está preciosa enfadada,
sacándome de quicio,
enfadándome.

Y nada, que sólo venía a recordarle al mundo, que Ella, nunca ha estado tan preciosa,
porque no es lo mismo ser que estar.

Y Ella, siempre ha sido más de ser, que de estar.

Cuando me rozas con la piel.

Dilo.

No tengas miedo.
A veces hay que cerrar los ojos para soltar palabras que manchan de mierda tu aliento.

Ciérralos.
Pero dilo.

Te quiero.
Manchado de mierda.
Con olor a rosas.
Te quiero.

Te quiero por la mañana cuando ni el sol se atreve a rozar tu piel.
Te quiero.

Te quiero cuando sales corriendo sin saber que cuando te ahogas, lo que tienes que hacer es nadar.
Te quiero.

Te quiero de forma extraña con todas mis fuerzas que ya no tengo, con todo lo que no tengo que aparece sin avisar.
Te quiero.

Quédate, como se queda el aguijón de una abeja en el cuerpo dolorido de alguien que intenta matarla sin saber que ella misma se inmoló al picarle.
Quédate joder.

No te vayas nunca.
No te mueras.

Pero no puedo.

Habrá vida después de la muerte que supone no andar a tu lado?
Me han tendido otra mano inocente en el tendedero de los sueños sin cumplir.
Una mano vacía de miedos y llena de esperanzas.
En la que se puede leer un futuro entre líneas.
En el que estás, aunque te hayas ido.
Aunque me haya ido.
Aunque siga estando.

Me ha mirado a la cara el miedo y el desconsuelo dándose el mayor beso con lengua.
De serpiente.
Venenosa.
No tanto como tú.

Y me he acercado a partirles la cara a base de las ostias que no te he dado.

Sí, ahora es tiempo para mi sin ti,
y si, puede que me retuerza por dentro aunque nunca como lo hiciste tú.

Ya no creo en nada.
Ni en mi, ni en ti...ni en los putos reyes magos.

No quiero regalos.
Ni cariño mendigado.

No quiero la esperanza de que todo va a cambiar, porque un gusano si no es gusano de verdad, nunca será mariposa de las que se vomitan en un mundo de arcoiris.
Y creo que me ha cegado el sol para verte gusano en vez de lombriz de tierra húmeda de lo que hemos llovido.

No tengo billete, y estoy cansada de correr en círculos, pero me
voy... aunque sea a tomar por culo, pero aquí ya no me pudro más.

Como fuego en la piel.

Me he desprendido del brazo derecho por peligro de gangrena.

Ya no creo en nada:
Ni en ti.
Ni en mí.
Ni en los putos reyes magos.

Siento el mismo vacío que aprieta a los embutidos embasados y a veces me falta el aire porque ya no me respiras cerca.

Cierro los ojos y recuerdo el último atisbo de cariño que se te escapó en la oscuridad de un tuburio de mierda llena de alcohol y esperanza que se esfumaron con la luna.

Te fuiste con ella.
Con la luna.
Y me robó una parte de mí que creo que nombran como "ganas de vivir".

Voy recogiendo trocitos de pecho esparcidos por la carretera como si me hubiera explotado una bomba por dentro.

Odio los relojes.
Nunca me ha gustado esperar.

Estoy atada de pies y manos por una cuerda un poco loca.